El Glaucoma se sitúa entre las principales causas de ceguera en todo el mundo.
Es una neuropatía óptica (daño en el nervio óptico) adquirida y progresiva, es importante hacer notar que la presión intraocular elevada no forma parte de la definición de la enfermedad, sino que es más bien considerada como el factor de riesgo más importante para esta enfermedad. Aunque en la mayoría de los glaucomas se eleva la presión intraocular esto no siempre es así, como en el glaucoma de tensión normal, que como su nombre lo dice la presión en este tipo de glaucoma es normal.
Si es detectado a tiempo y es tratado (médica o quirúrgicamente), se puede prevenir la ceguera. La mayoría de los pacientes con glaucoma en etapas tempranas están asintomáticos y no presentan dolor, inflamación ocular o halos (anillos de color alrededor de las luces), sin embargo puede llevar a pérdida visual periférica progresiva y entonces hablamos del tipo más común de glaucoma, el glaucoma primario de ángulo abierto.
Pero también puede presentarse una forma aguda de glaucoma, causando una elevación súbita de la presión intraocular produciendo al paciente un dolor muy intenso, nausea, disminución de la agudeza visual y halos alrededor de las luces, conocido como glaucoma agudo de ángulo cerrado.
El tratamiento eficaz en la práctica clínica consiste en reducir la presión intraocular por medios farmacológicos y/o quirúrgicos. La vigilancia oftalmológica es de suma importancia, una revisión oftalmológica general puede detectar el diagnostico a tiempo.